Dos “¿sabías qué?” del mundo editorial

Copiarme a mí mismo es legal, pero hay que hacer bien

¿Sabías que existe el autoplagio?

¿Auto qué?

Autoplagio, es decir, “robarse” información a uno mismo. Yo aprendí sobre esto hace solo unas semanas y ahora siento la obligación moral de compartir la palabra con el mundo.

Imaginemos que un día, tú y tus compañeros de clase escriben un ensayo magnífico y lo publican en una revista, o como parte de un libro. Imaginemos ahora que –tiempo después– vuelves a escribir un texto, pero esta vez lo haces tú solo. Y, al escribirlo, se te ocurre que algo de la información que está en el ensayo anterior queda muy bien en tu nuevo texto, así que lo pones. Y como aquel texto anterior es “tuyo”, es decir, tú participaste en él, no pasa por tu mente que tienes que poner una cita, porque obvio, es tu texto. Pero, esa pequeña omisión puede meterte en muchos problemas.

¿Por qué?

Pues entérate (y sorpréndete, como lo hice yo) de que cualquier texto publicado del cual se toma información –aunque tú seas uno de los autores– debe ser citado; es decir, debemos darle crédito al creador de ese texto. 

Si no pones la cita, no te estás dando el crédito a ti –ni a tus compañeros– por ese magnífico trabajo que hicieron en el pasado. Es muy similar a usar la información publicada por alguien más, sin darle el crédito al autor. Y ya sabemos que eso se traduce en plagio. Aunque este plagio (el autoplagio) no es tan malo, es mejor evitarlo.

Ahora, ¿sabías que existe el reciclaje de información?

Sí, reciclar información o reciclar texto. Se le llama así al acto de usar información que tú mismo generaste, pero para ponerla en otro texto que tú estás desarrollando como autor.

En este momento quizás te estés preguntando si reciclar información no es lo mismo que acabamos de comentar arriba. Y la respuesta es NO, porque ¡Ojo! Aquí viene la información impactante: El reciclaje de información únicamente es “válido” (y no se considera plagio) si el autor o autores del nuevo texto son los mismos autores del texto anterior. O sea que, en este caso, sí se vale saltarse la cita. Pero repito, solo si los autores son los mismos, o en algunos casos si tú eres el primer autor del texto anterior, porque eso te da cierto “control” de la información.

Imagen tomada de https://m.media-amazon.com/images/M/MV5BM2JiOGNiZGYtNGJhOS00NDk3LTlhZWMtZDkxYzU2Y2M3ZGZmXkEyXkFqcGdeQXVyMzk1MjY5Njc@._V1_.jpg

Claro que no todo es tan fácil como suena, una vez publicado tu primer texto debes seguir ciertas reglas para poder reciclar alguna sección y, esas reglas, las dicta la revista o editorial en la que hayas publicado.

Si quieres aprender un poquito más sobre el autoplagio te dejo aquí un par de lecturas que te pueden apoyar:

Acerca del reciclaje de textos llaman la atención dos proyectos/propuestas que te dejo también aquí para que puedas explorar:

  • Proyecto de investigación sobre el reciclaje de textos, una iniciativa multi-institucional financiada por la National Science Foundation de Estados Unidos, para investigar el reciclaje de textos en la investigación STEM, para más información visita aquí la página web de este proyecto.

Como ya habrás notado, las reglas y responsabilidades en el mundo de las publicaciones son algo a lo que debemos ponerle mucha atención. Pero descuida, todos hemos cometido alguna vez un error editorial.

Ahora que ya sabes que existe el autoplagio y el reciclaje de textos y que conoces las diferencias de cada uno, puedes ir a escribir tu próximo artículo, ensayo, poema, canción etc. con confianza y con un par de nuevos datos curiosos en mente.

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